miércoles, 16 de abril de 2014

La idea

Nunca había tenido la intención de comprar un barco, nunca me había atrevido, ni siquiera a pensarlo. 
Siempre he estado vinculado al mundo de la vela. Con un padre Capitán, no queda más remedio. Mis hermanos y yo, de pequeños siempre hemos andado por la bahía de Santander con el "Calamuco" el bote de mi abuelo, nos hemos quedado barados mil veces y hemos explorado todas las rías e islas de la bahía.
A pesar de haber navegado algunos años en Santander, en cruceros, y en las regatas de First Class 8 organizadas por el Marítimo,  ser armador no se me había pasado ni por la cabeza.
Pero un 27 de mayo de 2009 nació nuestro hijo Ignacio, y después de pasarnos todo ese verano si  ir a la playa, cuidándole y leyendo revistas de barcos, igual no era mala idea la posesión de un barco. 
Buscando por internet, me di cuenta que la compra del "cacharro" no iba a ser lo más caro, lo dificil sería el mantenimiento. Sin pensar en ninguno en concreto las opciones eran las siguientes: Somo 20, Dufour 24, Etap 22, Tonic 23...
A continuación vinieron los paseos por las marinas de Cantabria, para verlos en directo, y en la de Pedreña vimos un Etap 22i. 

- Mira este barco Mar!, es uno de los que me gustan!, está muy abandonado!, seguro que si le dejo una tarjeta al dueño, a lo mejor le vende... No hice nada, pero...

Al mes, le veo con un cartel de SE VENDE.



Aqui veis al barco con el cartel de SE VENDE.

Dicho y hecho, llamé al dueño por teléfono, y en seguida nos pusimos de acuerdo, le compraba el barco y le alquilaba el amarre en Pedreña. Si te fijas en la foto anterior, el fueraborda, que se encuentra en un pozo en la parte central de la popa, fue cambiado el año anterior, este nuevo quedaba demasiado alto y no cerraba la tapa superior, así que lo llevó a Marina del Cantábrico y modificó el soporte del motor, de modo que la cola se sumergía más y "casi" se cerraba la tapa superior.

Con mi hermano Juan, haciéndole una inspección detallada, en Marina del Cantábrico.

Gabriel (el anterior dueño), devolvió el barco a Pedreña, y por fin era mío.

La siguiente semana nos enteramos que Mar estaba embarazada de Sofía, si lo llego a saber, no me meto en este lío.



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