viernes, 13 de marzo de 2015

Un poco de navegación real

Este lunes 09 de marzo, me he dejado de tanta navegación virtual, para dedicarme un poco a la navegación real.

Hacía muy bueno, nordeste suave y sol. Mar trabajaba por la tarde, así que recogí los niños a la salida del colegio y me cogí la tarde libre.

Fuimos a merendar al puntal. Nos amarramos a un pilote del embarcadero de las pedreñeras. En invierno quitan la tablazón del principio y del final, y dejan las sopandas, para que no se use. Esto no fue problema para los niños, acostumbrados a trepar por los columpios urbanos y bajamos a la playa.

Un embarcadero para nosotros solos.

El Savreh amarrado a uno de los pilotes. El empuje del nordeste era un poco más fuerte que la corriente de marea, que estaba subiendo así que el barco se separaba del embarcadero.
Se sentaron encima de los chalecos y merendaron un bocadillo, hicimos un castillo de arena y luego estuvieron jugando alrededor del chiringuito, cerrado a cal y canto, pero todavía con el menú escrito en la pizarra. En la playa había muchas ramas y bolas de paja ensiladas, con y sin plástico, procedentes de las crecidas que ha habido este invierno en el río Miera y que habrán arrasado algún prado.

Los niños jugando por el chiringuito.
Todo el puntal para nosotros solos. Solo pasó un pescador que venía de Punta Rabiosa.
Cuando la marea subía tanto que nos iba a impedir acceder al embarcadero de nuevo, nos fuimos. Saqué el génova, lo izamos y volvimos a Puertochico con Ignacio a la caña y Sofía dibujando en la mesa de cartas.

Para todo lo demás, Mastercard.




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