lunes, 18 de julio de 2016

Noche en el puntal II

Este verano estamos desconocidos, segundo fin de semana seguido que vamos al barco a dormir.

La verdad es que estamos optimizando el procedimiento, esta vez no se nos ha olvidado nada de comida ni fruta, hemos llevado el i-pad para que los niños vean una película en el momento de más canícula. En cuanto a los mosquitos, hemos llevado pulseras de citronela y aceite de citronela para el farolillo de petroleo, que ahora le hemos dado una función práctica, además de la puramente estética o romántica (además el aceite de citronela tira muy bien y da mejor llama que la parafina).

El sábado fondeamos para comer en la playa de Pedreña y a las 18:00 nos fuimos a dar una vuelta hasta la entrada de la bahía. Hacía mucho nordeste y ola así que a la ida, a motor, buscamos el resguardo de la Magdalena y volvimos con el génova. 

La isla de la Horadada.


Fondeamos en el puntal, en el que, además del mogollón local, se encontraban, al menos cinco barcos franceses (dos catamaranes). Mi admiración por los franceses, que vienen a un fondeadero extraño, se van al chiringuito a ponerse hasta arriba de copas, retornan en sus auxiliares a sus barcos hartos de copas y ¡se van de noche!, por un arenal desconocido.

A las 11:00 lanzaron un aviso por radio que iban a lanzar fuegos artificiales en las playas del Sardinero y prohibían la navegación en un radio de 150 m de las coordenadas. Vimos los fuegos más altos desde el barco, también desde el segundo chiringuito lanzaron unos fuegos más pequeños. Todo esto por el día del Carmen.
La luna casi llena.
El domingo, lo que viene siendo habitual, bajamos a la playa temprano y nos fuimos a dar un paseo y un baño por las Quebrantas. Comimos en el barco, siestita a la hora de más calor, baño de nuevo y para casa.




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